viernes, 10 de abril de 2009

SOLTAR A UN GORRION CRIADO EN CAUTIVIDAD

Requiere mucho tacto soltar a un gorrión tras haberlo cuidado durante meses. Primero exige que el gorrión sepa volar muy bien, eso lo aprende él solo soltándole en una habitación suficiente. Segundo no debe de hacerse en periodos de noches frias, ni invierno, ni otoño ni en lugares en que la primavera es por la noche helada. Tercero, soltar a un gorrión puede significar, sin un periodo de preparación, entregarlo a las garras de la muerte porque el gorrión que se ha criado cautivo con humanos desconoce aspectos esenciales de la vida de gorrión, donde buscar la comida, como hacerlo, en qué ramas se puede y no se puede posar, donde están los lugares peligrosos y como evitarlos, todo esto es desconocido para un joven gorrión que no ha convivido con otros gorriones porque se ha criado en compañia humana. Recomiendo antes de soltar a un gorrión poner en el balcón o ventana una malla que permita al gorrión disfrutar del aire y del posible contacto (al otro lado de la malla) de gorriones que vengan a visitarle o buscando comida (hay que cebar la ventana o balcón), cuando el gorrión esté acostumbrado a estar fuera de la jaula en esa ventana protegida con malla y sea habitual la visita de otros gorriones un dia quitar la malla, cuando él ya esté bien habituado a ese espacio, cosa necesaria para volver a él si se ve precisado. Soltar a tontas y a locas a un gorrión cautivo es exponerlo a graves peligros. A mí la suelta del gorrión que he cuidado durante casi un año ha sido un experimento que se me ha ido de las manos, me lo llevé a la ladera de una montaña, cerca de un pueblo, le abrí la jaula, tardó en salir, al poco de poner los pies en el suelo remontó vuelo y tomó rumbo hacia la montaña perdiéndose de vista. El objetivo era que viviera en libertad pero le dia la suelta sin estar suficientemente preparado dejándome llevar por unas ideas que no eran reales. Ruego porque le haya ido bien y que haya tomado luego el rumbo del pueblo cercano donde hay muchos gorriones y que estos le haya acogido y enseñado lo que le faltaba por saber para defenderse en esa vida de pájaro libre. Si no ha sido así en la siguiente vida nos volveremos a encontrar y seguramente de algún modo me lo echará en cara. Elevo mis plegarias a los dioses de la Naturaleza para que dispensen la protección a este pájaro indefenso al que di la libertad sin la suficiente preparación.